Llegados a este punto, no cabe sino reflexionar sobre si ha merecido la pena invertir nuestro tiempo libre (pues, sí, la formación permanente del profesorado no está incluida en esas escasas veinte horas que algunos creen que trabajamos) en este rincón digital.
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¿Qué he aprendido en este curso? Ante todo, que el desempeño de la función tutorial online requiere de grandes dosis de implicación y motivación, pues son incontables las funciones asociadas a esta figura y, por tanto, grande su responsabilidad. Constancia, empatía y agilidad resolutiva son algunas de las cualidades esencias de un buen tutor online, quien por otra parte debe dominar un amplio abanico de recursos digitales para reforzar su comunicación con los alumnos. A lo largo del curso, he comprobado cómo los tutores corrigen durante fines de semana, a horas intempestivas y, en suma, que los meses que dura el curso han de ser realmente intensos para ellos. Quien quiera ser tutor, debe considerar si puede y está dispuesto a ofrecer tal permanente disponibilidad.
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No obstante, al igual que la docencia en el aula, creo que es el desarrollo del alumno lo que da fuerza al tutor para seguir desempeñando su labor con ilusión; de ahí la importancia de fomentar el respeto por la netiqueta, para no sentirnos meros correctores de tareas. Asimismo, el hecho de que un tutor tenga que enfrentarse a multitud de situaciones de no fácil respuesta (pienso, por ejemplo, en la que considero la mejor actividad de este curso, el juego "Ayuda al tutor") también supone un reto para alguien que, recordemos, ha elegido hacer de la enseñanza su medio de vida. En este sentido, creo que el desempeño de la labor tutorial online contribuye al desarrollo de unas competencias docentes transferibles a otros contextos de enseñanza.
UIMP, Santander, 2015 |
Volviendo la vista a mi propia labor en este curso, creo que he tenido cierta implicación en tanto que no me he limitado a, digamos, pasar los plazos (como sí que he hecho en otros cursos de formación que no me motivaron tanto), si bien es cierto que esta podía haber sido aún mayor; me quedo con la espina, por ejemplo, de no haber podido comprometerme a trabajar en grupo). En cualquier caso, creo que para ello necesitaría de un tiempo del que actualmente, especialmente en las últimas semanas, no cuento... o no sé gestionar del todo bien aún, pues la profesión docente absorbe mucho e implica un serio compromiso. Aun así, me siento más seguro de cara a ejercer como tutor online en un futuro en tanto que durante las últimas semanas he ampliado mi nómina de recursos digitales y he reflexionado sobre situaciones que no imaginaba tuviera que afrontar un tutor. En ese aspecto, creo que los participantes de esta edición hemos tenido la suerte de contar con tutores que han contribuido con la mejor cualidad que puede ofrecer un profesor, la ejemplaridad, a demostrar cómo debe ser un buen tutor. Con este agradecimiento cierro estas líneas que, como todo en esta vida mientras estemos en ella, no es un punto y final sino un punto y seguido. Bueno; con eso, y una canción.
¡Un placer!