jueves, 18 de octubre de 2018

1. Participación, convivencia y aprendizaje

En el primer bloque del curso Convivencia escolar: prevención e intervención hemos comenzado por tratar aspectos esenciales como la participación, convivencia y aprendizaje de los distintos actores de un centro educativo. Así, en lo que considero un acierto en tanto que práctica quizás no demasiado frecuente entre el profesorado una vez abandona las aulas universitarias, hemos leído varios artículos científicos sobre prevención de conflictos, aprendizaje dialógico, comunidades de aprendizaje... Estos han servido de base para alimentar un debate, pues como muestro en las siguientes capturas en los mismos hay propuestas que consideramos acertadas y otras que difícilmente creemos podrán saltar del papel a la realidad.


 

Tras esto, pasamos a reflexionar sobre qué nos gustaría mejorar de nuestro centro actual o de cualquier otro; pero, realizando este curso como docente en activo, ¿por qué pensar en esa segunda opción? En mi caso, centré esa transformación deseable en que el instituto sirviese, ante todo, para ampliar las opciones de futuro del alumnado, y lo hice pensando en aquellos casos, generalmente conflictivos, para los cuales su estancia en el centro no es sino una pérdida de tiempo. Bien es cierto que pasar de ahí a soñar con metas académicas altas es utópico; pero, ¿no podríamos quizás ayudarles a comprender al menos que en el mero respeto a las normas y mejora de la convivencia se encuentra la llave de muchas puertas que, por no trabajar este aspecto adecuadamente, nunca llegan a abrirse para ellos?


Metidos ya en faena, hemos pasado posteriormente a realizar un análisis de la realidad del centro según el guion proporcionado en el foro: actividad de la que, donde más que respuestas, a mí me han surgido no pocos interrogantes en torno a las posibles vías de mejora del mismo.


Después, y optando por la opción individual en tanto que es la única que me permite compaginar mi primer año como miembro del equipo directo con la realización de este curso de formación, he diseñado una infografía sobre las fortalezas y debilidades del centro.


Tras compartir esta en el foro correspondiente y revisar las propuestas de mis compañeros, pude comprobar cómo nos movemos, en palabras de Claudio Guillén, entre lo uno y lo diverso; esto es, entre las similitudes o puntos en común que advertimos entre la gran mayoría de centros y las diferencias o singularidades que, sin embargo, afloran en los distintos análisis.


Ante esta heterogeneidad, no queda otra que seguir analizando nuestra propia situación y buscar soluciones tanto en la teoría como, sobre todo, en las buenas prácticas de otros centros que los participantes del curso compartan; y, para ello, nada mejor que seguir avanzando con el siguiente bloque del mismo, en el que se proponen tres actuaciones para mejora de la convivencia y el aprendizaje: grupos interactivos, tertulias dialógicas y comisiones mixtas. ¡Al lío!

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