Conectando con los contenidos tratados en el bloque anterior, si queremos implementar una actuación educativa nueva en nuestro centro debemos reflexionar sobre qué hemos de tener en cuenta a la hora de presentar la misma a los distintos actores escolares. Así, en mi propuesta de implantación de las tertulias literarias dialógicas destaco los siguientes puntos en relación con:
- Profesorado y equipo directivo
- Argumentar qué, por qué y cómo vamos a llevar a cabo nuestra propuesta, aspirando así a conseguir el respaldo de los compañeros y a implantar una cultura de centro de carácter más colaborativo en lugar de plantear cruzadas individuales, solitarias.
- Invitar a los compañeros a participar de la tertulia ya sea interactuando o acudiendo como oyentes, ayudando a superar así esa condición de las clases como espacios propios de un solo profesor a los que nadie más tiene acceso.
- Adoptar una postura reflexiva para distinguir las críticas frutos de un rechazo al cambio irracional de aquellas constructivas que puedan ayudarnos a identificar las debilidades de nuestras propuestas y buscar soluciones.
- Rendir cuentas, es decir, informar a los compañeros y sobre todo al equipo directivo de la marcha de nuestro proyecto, de sus puntos fuertes y débiles, para plantear la posibilidad, en el caso de que el resultado de su aplicación fuese satisfactorio, de que el desarrollo de las tertulias literarias dialógicas pueda implantarse como medio para conseguir objetivos de centro en futuros cursos escolares.
- Alumnado
- Plantear una explicación completa, pero prescindiendo de todo ornamento innecesario, de qué vamos a hacer y de qué manera. Un alumno de ESO o Bachillerato no es un compañero ni un profesor universitario, es fácil que logremos que pierda su interés por el proyecto si abusamos del retoricismo, tecnicismos pedagógicos, etcétera.
- Mostrar entusiasmo por el proyecto en todo momento. El alumnado suele identificar cuándo un profesor está realmente interesado por su trabajo y cuándo no, y considero parte fundamental del éxito formativo nuestra capacidad por contagiar el interés por el estudio y la participación en las actividades de aula. Por ejemplo, ¿tiene sentido que pidamos a los alumnos que lean un libro que nosotros no hemos leído ni pensamos leer? Si lo hacemos, estamos abocando nuestra iniciativa al fracaso.
- Ser justos a la hora de evaluar con el nivel de implicación de los estudiantes. Un alumno puede desencantarse fácilmente si ve que su esfuerzo y dedicación no le ayudan a obtener mejores calificaciones que las de quien decide no trabajar (al margen de la mayor o menor capacidad, hablamos de actitud frente a la tarea). Cuando un alumno no lea el libro propuesto para comentar en la tertulia, seguirá participando en la actividad en tanto que oyente, pero hemos de cuidarnos de no valorarlo por igual que a aquel que con la lectura previa haya correspondido al compromiso adquirido.
- Familias
- Es conveniente informar a las familias de aquello que se esté realizando. Si bien es cierto que en los institutos buscamos desarrollar de manera progresiva la independencia y responsabilidad del alumno, una mayor comunicación con las familias puede reforzar la posibilidad de que la lectura previa necesaria para la buena marcha de las tertulias sea realizada por la mayor parte de alumnos posible.
- Invitarles, sin llegar a exigirlo, a que compartan itinerarios formativos con sus hijos. En el caso de la lectura, el hecho de que en todo el núcleo familiar esta sea una práctica habitual es la mejor estrategia para afianzarla en el registro de prácticas culturales de las nuevas generaciones. Además, frente a otras actividades de un carácter más técnico, es bastante accesible y permite la interacción entre personas de distinto nivel formativo. No hay que ser profesor de Literatura para hablar con tu hijo sobre un libro leído por ambos.
- Abrir las puertas del centro a la participación de las mismas, eso sí, desde el respeto a la labor del profesorado. En tanto que se apuesta por el diálogo, creo que es conveniente no perder de vista cuál es la función de cada uno en la formación de los alumnos para, desde esta consciencia, aprovechar las fortalezas que favorezcan el progreso de los estudiantes.
- Otros miembros de la comunidad
- Como destacara un compañero en un foro, contar con el apoyo del personal no docente en la implantación de las tertulias en general, y de los conserjes, en particular, puede contribuir al éxito de la actividad; y así, pienso en su ayuda a la hora de cambiar de espacios, disponer el mobiliario para no perder demasiado tiempo, guiar a quienes no encontraran dónde se celebra la actividad, etcétera.
Teniendo en cuenta esto, el siguiente mapa podría servir de hoja de ruta sobre los pasos que pudieran facilitar el apoyo por parte de cuantos conformamos la comunidad educativa al proyecto en cuestión.
Por supuesto, este plan de acción no es definitivo, pero supone una guía necesaria; no en vano, como decía D'Hainaut, "prever un plan de acción es preparar su éxito. La educación es una empresa demasiado importante como para dejar a los azares de la improvisación" (Des fins aux objectifs de l'éducation, 1980). En cualquier caso, a pesar de los derroteros singulares de cada proyecto, tal y como hemos podido comprobar en el foro correspondiente, somos bastantes los que compartimos una serie de claves comunes para el diálogo, algunas de las cuales aparecen reflejadas en el siguiente vídeo elaborado con Powtoon.
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